Thursday, October 12, 2006

A mi me gustan los de polvora blanca mentolada

Luego que se impusiera la prohibición de fumar cigarrillos en todos los bares, restaurantes, empresas privadas e instituciones oficiales en Argentina, los siempre ingeniosos habitantes de Buenos Aires han comenzado a fumar masivamente fósforos. "La celulosa no es tabaco", explica Silvina Pueyrredón (en la fotografía), una porteña que reconoce que "a veces me equivoco y me pongo en los labios la parte de la pólvora y con el lápiz labial hago todo un enchastre. Y agrega, "los fósforos no contienen nicotina, de modo que si prohibieran esto, tendrían que prohibir los asados al palo o con madera de quebracho". La moda se extiende a gran velocidad y ya genera pólémicas: el ministerio de Salud indicó que había abierto una investigación de oficio para determinar si los extraños fósforos hechos de la pulpa del gigantesco ombú entran en la categoría madera o no. Técnicamente el ombú es un yerba gigante con forma arbórea. "Y, ya sabemos, si se acepta que se puedan formar yerbas con forma de árbol, no va a faltar el vivo que arguya que la marihuana en realidad es un árbol bonsai natural", arguyó un vocero ministerial.

Whitehouse gases

En busca de aminorar el efecto invernadero provocado por la emisión de gases como el metano, la publicación inglesa The Economist propuso que los desempleados franceses (siempre tan delgados ellos), en vez de recibir subsidios, alquilen su capacidad gástrica de retención de pedos, bajo un sistema de bonos de metano: el estado galo compraría tal capacidad, revendiéndosela luego a empresas que necesitan emitir tales gases en sus fábricas. O a granjas con grandes haciendas bovinas (una vaca puede producir 500 litros de gas por día). Acá vemos a un voluntario mostrando como, mediante un mecanismo de "lipoinyección", su propios gases se almacenan entre las grasas abdominales. Lamentablemente tal sistema no podrá ser aplicado en los EE.UU., dado que -por el ya notable diámetro abdominal promedio de su población- se violarían las ordenanzas municipales que impiden el transporte de sustancias volátiles en vehículos rodantes.